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Bratislava, el alma de Centroeuropa

es una ciudad antigua, bonita y bastante manejable desde el punto de vista viajero.

La capital eslovaca había estado en mi lista de ciudades por ver desde hacía años.

Como cualquier urbanita que se precie, estoy enamorado de Londres, deliro por Bangkok y en la Gran Vía madrileña me siento como en casa. Sin embargo, hay una parte de mí que se siente profundamente atraído a las mini-urbes, a esas ciudades que no son más que pueblos glorificados, a las capitales que llevan su título con discreción.

Y Bratislava es exactamente así, una capital tímida, repleta de encanto y relativamente poco visitada.

Bratislava se asienta a escasos setenta kilómetros de Viena en las riberas del río Danubio, que la divide en dos partes muy diferentes. Al norte, el precioso Staré Miasto o centro antiguo, con su maraña de callejuelas y elegantes torres. Al sur, el inmenso distrito de Petrzalka, de torres brutalistas y edificios que recuerdan una no tan lejana era comunista.

¿Qué hay que ver en Bratislava?

Tal y como comento más arriba, la ciudad tiene un centro muy pequeño, que se puede recorrer a pie sin problemas. Su extensión hace que sea posible ver Bratislava en un día o dos.

Ruta a pie por Bratislava

La ubicación de mi hotel en Bratislava era un punto de partida muy bueno para esta ruta que empieza en el Palacio Presidencial, sede del gobierno eslovaco.

El Grasalkovicov palác ha tenido una historia tumultuosa. Este palacio de estilo rococó y dotado de jardín francés fue construido a finales del siglo XVIII como residencia particular de Antal Grassalkovich, un delegado de la corte austro-húngara encargado de las finanzas de la región de .

El palacio fue cambiando de dueños con los años hasta la caída y desintegración de Austria-Hungría. En 1919 el edificio fue ocupado por el Comando Territorial Militar y en 1939 se convirtió en la sede del gobierno de la Primera República Eslovaca. Esta república duraría poco y en 1945, con Eslovaquia anexionada a Chequia y la instauración del comunismo, el Grassalkovich se convirtió en la “Casa de la Juventud y los Pioneros”, una especie de centro social para los niños de Bratislava.

Con la caída del régimen comunista y la independencia de Eslovaquia, el palacio pasó a ser residencia del Presidente de la República Eslovaca, pero antes de serlo tuvo que pasar por delicadas tareas de restauración, ya que los “pioneros” habían dejado el edificio en un estado lamentable.

El jardín francés es ahora un agradable parque público repleto de estatuas y fuentes.

Si bajamos hacia el centro antiguo siguiendo las vías del tranvía nos encontraremos con la barroca Iglesia de la Santísima Trinidad o Trinitársky kostol, que por fuera no tiene nada de especial, pero su interior está profusamente decorado.

Si seguimos bajando, nos topamos con uno de los lugares más pintorescos de Bratislava, el Puente de San Miguel, elevado sobre un foso inexistente.

Este pequeñísimo puente decorado con estatuas recuerda a una versión en miniatura del Puente de Carlos de Praga y se extiende sobre lo que era el foso que rodeaba la antigua muralla.

Al final del puente encontramos la Torre de San Miguel, la única de las puertas medievales de la ciudad que se conservan aún. Es una torre preciosa coronada por una cúpula “acebollada” típica de esta región de . Entre sus arcos se encuentra el kilómetro cero, desde donde se miden las carreteras del país.

La calle de San Miguel o Michalska es una de las principales calles comerciales de la ciudad. Es una vía peatonal y muy agradable para dar un paseo.

Si tomamos la calle Sedlárska y andamos dos minutos estaremos en la Plaza Mayor de Bratislava, presidida por el ayuntamiento. En tiempos medievales, esta plaza, que en eslovaco se llama Hlavné Naméstie, era el lugar del mercado de la ciudad.

Si pasamos por debajo del arco del Ayuntamiento, llegaremos a otra plaza desde la cual se puede apreciar el elaborado techo verde de este palacio.

Bajamos por la calle Ursulinska y giramos a la derecha en Laurinská y veremos una de las estatuas más célebres de Bratislava. La estatua del Fotógrafo que desde una esquina se asoma, al más puro estilo paparazzi, a fotografiar a los viandantes. La ironía es que esta escultura es una de las más retratadas de la ciudad.

En la siguiente esquina encontramos otro célebre personaje de la ciudad, el “Observador“, un obrero con casco que sale de una alcantarilla inexistente para observar a la multitud que recorre la calle un día cualquiera.

Muy cerca de allí encontramos la Ópera de Bratislava, un edificio elegante cuya plaza está adornada por una magnífica fuente.

Nos encontramos en una de las zonas más exclusivas de la ciudad, en una calle a modo rambla arbolada y rodeados de hoteles de lujo como el Radisson Blue Carlton o la embajada americana.

Esta calle también tiene la estatua del escritor Christian Andersen, escritor danés autor de cuentos como “La sirenita” o “El patito feo”.

Si llegamos al final de la calle nos encontraremos con una plaza, un monumento decorado con estatuas de santos y detrás una enorme autopista que cruza el Danubio y comunica ambas riberas mediante un inmenso puente apodado localmente el “Puente del Ovni“, debido a la plataforma de observación que se alza en el lado sur y que contiene un mirador, un restaurante y una discoteca.

A la derecha vemos la Catedral de San Martín o Katedrála svätého Martina, de un estilo gótico muy sobrio. La Catedral de Bratislava es famosa por ser el lugar de coronación de los reyes de Austria-Hungría.

Detrás de la catedral está Kapituská. Una calle estrecha con casas antiguas de diversos colores y mucho encanto.

Paseamos un poco por el área y buscamos cruzar la autopista por el paso de la calle Kapucinská. Estamos ya en la puerta del barrio del castillo. Antes de empezar a subir, apreciamos el edificio rococó que alberga el museo del reloj.

Subimos al castillo por la calle Beblavehó. Aunque existe desde la Edad Media, el castillo que vemos hoy es una reconstrucción moderna del original, ya que un incendio lo destruyó en 1811.

Desde el jardín del castillo se pueden apreciar vistas de Bratislava y Austria. Los días que no hay niebla puede incluso avistarse Hungría.

Tours, actividades y visitas guiadas en Bratislava

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Información útil
  • Llegar a Bratislava: El aeropuerto de Bratislava está ubicado 9 kilómetros al noreste de la ciudad. Sin embargo, no tiene muchas conexiones con Europa Occidental. Lo mejor es volar a Viena y allí tomar uno de los frecuentes aurobuses que conectan el aeropuerto austríaco con la capital Eslovaca.
    Vueling ofrece conexiones directas entre Viena y Barcelona y Austrian Airways conecta Viena con Madrid y Barcelona.
  • Alojamiento recomendado: Yo me alojé en el Mercure Bratislava Centrum, un establecimiento de cuatro estrellas junto a la estación de trenes.
  • Más Alojamiento: Ver otros hoteles en Bratislava.

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Soy Luis Cicerone, creador de xixerone.com y viajero incansable. Mis pasiones, además de recorrer el mundo, incluyen los gatos, la comida, las series y la arquitectura.