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Un paseo curioso por la mitad del mundo

Este es un post invitado por parte de Aniko Villalba de “Viajando por ahí“.

es uno de los países más pequeños de , sin embargo, en su territorio hay lugar para todo: allí existen pueblos donde los habitantes viven más de cien años, franjas de tierra que se disputan el título de “la verdadera Mitad del Mundo”, huevos duros que hacen equilibrio —sin ningún tipo de truco— sobre la cabeza de un clavo, lagos ocultos en cráteres volcánicos y paraísos hippies donde la década del 60 aún sigue viva.

Vivir 100 años

En Vilcabamba el tiempo pasa despacio; tan despacio, que algunos de sus habitantes llegan a vivir hasta 120 años.

Conocido como El Valle de la Longevidad, este pequeño pueblito del sur de Ecuador es uno de los más intrigantes del país. Allí, entre la Avenida Eterna Juventud y el Mini Market Longevo, entre la plaza central y la iglesia, entre los caminos de tierra y las montañas, hay hombres y mujeres que dicen tener más de cien años de vida.

Si bien muchos escépticos lo niegan, lo cierto es que los habitantes de Vilcabamba gozan de una esperanza de vida mucho más alta que en el resto del mundo. ¿Cuál es la explicación? Algunos científicos que estudiaron de cerca el pueblo afirman que el clima templado, la temperatura constante, la pureza del agua de río y del aire, la alimentación sana, el estilo de vida tranquilo y el ejercicio físico que implica el trabajo diario ayudan a llegar al siglo de vida.

Paraíso hippie

Todas las historias que me contaron los habitantes de Montañita, una comuna ubicada en la Ruta del Sol sobre la costa del Pacífico, tenían el mismo final: “Me vine para aquí con el plan de quedarme quince días y ya estoy hace siete años…”, “Hace ocho años que estoy viajando por América latina, y cada año me quedo por lo menos seis meses aquí”, “Vine de vacaciones… y me quedé a vivir”. Artesanos, músicos, cocineros, escritores, surfers y viajeros de todo el mundo descubrieron, en algún momento de sus vidas, aquel pueblito mínimo y se dieron cuenta de que habían encontrado su lugar en el mundo.

¿Cuál es el encanto de Montañita? Probablemente para cada uno sea algo distinto: las olas de seis metros ideales para practicar surf, el ambiente comunitario, la inexistencia de relojes y calendarios, la energía positiva, el eterno clima de verano, la gran diversidad de nacionalidades que pasan por ahí… En los ‘60, Montañita fue el punto de encuentro de todos aquellos que buscaban un modo de vida distinto, en contacto con la naturaleza y fuera del sistema. Y hoy, en ese paraíso de hippies y viajeros, pareciera que las décadas jamás hubiesen pasado.

Oculto en el volcán

A primera vista, el pueblo de Quilotoa me pareció desierto. Había unas pocas casas dispersadas al costado del camino de tierra, hombres que caminaban arrastrando sus caballos, mujeres indígenas que cargaban a sus bebés en la espalda y una espesa niebla que cubría todo. Todo parecía apuntaba a un lugar: una pequeña escalera que descendía por una ladera de tierra hacia la bruma.

Mientras bajaba a pie por lo que creía que era una montaña, me crucé con ovejas que pastaban y corrían amontonadas de un lado al otro y con mujeres que caminaban lentamente y ofrecían a su burro o caballo para seguir descendiendo. “¿Descendiendo hacia qué?”, me preguntaba. Unos metros y varios minutos más abajo la niebla se disipó y lo descubrí: estaba bajando por la ladera del cráter de un volcán —ya extinto, claro— hacia una laguna verde-azul que se había formado hacía miles de años su interior. Estaba caminando, sin saberlo, hacia la orilla del Lago Quilotoa, uno de los paisajes más mágicos e imponentes que vi en mi vida.

La Mitad del Mundo

Ecuador, como bien lo indica su nombre, está ubicado sobre la línea del Ecuador, esa raya imaginaria que divide al mundo en hemisferio norte y hemisferio sur. Y a pesar de que esa línea es uno de los atractivos más turísticos del país, es difícil ir a Quito y resistir la tentación de visitarla… especialmente cuando hay varias líneas que pelean por el título de ser las que marcan “la verdadera Mitad del Mundo”.

La primera línea fue trazada entre 1978 y 1982 al pie de un monumento de 30 metros de altura construido en la Ciudad Mitad del Mundo. Varios años después, gracias a la aparición del GPS, se descubrió que la verdadera línea estaba a 240 metros al sur de aquel monumento, y enseguida se construyó el Museo de Sitio Intiñán para dibujar la línea en el lugar “correcto”. Hay quienes dicen, sin embargo, que la “verdaderísima” línea del Ecuador no está en ninguno de los dos sitios, sino en Catequilla, un antiguo yacimiento arqueológico.

El Museo Intiñan, sea “el verdadero” o no, vale la pena ser visitado, aunque sea por los experimentos “caseros” que allí se realizan. Según las pruebas, en la línea del Ecuador pesamos unos kilos menos y podemos equilibrar fácilmente un huevo sobre la cabeza de un clavo (¡yo lo hice!). También se dice que de un lado de la línea, el agua del retrete desagota girando en el sentido de las agujas del reloj y del otro lado desagota en sentido contrario, aunque muchos afirman que se trata de un truco. No queda otra opción, entonces, que visitar Ecuador y, en algún momento del viaje, fijarse hacia qué lado gira el agua del retrete.

La autora
Aniko Villalba nació en Buenos Aires (Argentina), tiene 26 años y es escritora, fotógrafa y viajera. En el 2008 realizó su primer viaje de mochilera por América latina y visitó nueve países en nueve meses. Luego, entre el 2010 y el 2011, realizó un viaje de 16 meses por Asia. Actualmente colabora con medios de comunicación de Argentina y es autora del blog viajandoporahi.com.Puedes echar un vistazo a su blog de viajes o seguirla en twitter y facebook.

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