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Recorrido por Greenwich

Para todos está claro que Londres es una urbe que ofrece infinidad de opciones para los que la visitan. La ciudad, inagotable, tiene lugares tan famosos y grabados en el imaginario colectivo que la visita se hace casi obligatoria. Sin embargo, es mucho más que Westminster, más que la City y que los barrios de alto standing de Chelsea. En los alrededores de Londres existen zonas por descubrir, zonas que los turistas apenas pisan y que muchos londinenses ni siquiera conocen.

Si ya has estado en Londres antes y has descubierto sus “visitas obligadas”. Si el Big Ben se te hace pequeño, si has subido en el London Eye y la idea de visitar Madame Tussaud's te aburre, es hora de que te presente a Greenwich.

Obviamente el nombre lo conoces, ya que bautiza al meridiano más famoso del mundo, equivalente al Ecuador, pero en vertical. Te suena, pero, ¿de verdad conoces Greenwich?

Aunque Greenwich ha sido completamente absorbido por el área metropólitana de Londres, conserva ese sabor de pueblo pequeño con un ambiente diferenciado del de la metrópolis, sus casas bajas, calles comerciales repletas de boutiques con encanto y su marcado carácter marítimo hacen que se asemeje más a una ciudad costera que a un barrio fluvial.

Y os preguntaréis, si Londres no tiene mar, ¿cómo es posible que Greenwich asemeje una ciudad costera?

Pues buen, el Río Támesis es navegable para barcos marítimos desde la altura del London Bridge, es decir, Greenwich se encuentra en plena apertura de Londres al mar, lo que la ubica en la que históricamente fuera la zona portuaria más importante de , porvocando que se convirtiera en un importante centro de comercio y pesca.

La elección de la villa como sede del palacio real de Placentia, trajo a Greenwich una historia de poder y realeza que se refleja en la riqueza de sus edificios, además, la presencia de uno de los mercados más famosos de Londres y de la Universidad de Greenwich lo convierten además en un lugar bullicioso, joven y muy animado.

Ruta a pie por Greenwich

La ruta empieza en la estación de DLR de Cutty Sark, en el centro de Greenwich.

Nos dirigimos al norte, hacia el Támesis para visitar el barco más famoso de Londres que data del siglo XIX y surcó los mares bajo la bandera del Imperio Británico transportando té desde las colonias. Fue declarado bien de interés en 1922 y desde entonces se preserva para el disfrute de los visitantes.

Desde el muelle pueden además verse impresionantes panorámicas del Canary Wharf al otro lado del río.

Volviendo al interior de Greenwich nos encontramos con el Greenwich Market. Si tienes la suerte de visitarlo un día domingo podrás disfrutar de uno de los más coloridos mercadillos del que poco tiene que envidiar al de Camden Town.

Antes de proseguir, a lo mejor te apetece un English breakfast o, dependiendo de la hora, una pinta de cerveza, pues el pub tradicional “The Old Brewery” es la mejor opción. Si el tiempo lo permite puedes incluso sentarte en su terraza a disfrutar del ambiente y el paisaje.

Después de ver las curiosidades del mercado y disfrutar de una cerveza, es hora de visitar la joya de la corona de Greenwich, el Old Royal Naval College, un complejo de esdificios listados como Patrimonio de la Humanidad por ser “ejemplo más grande y con la ubicación más dramática de ideario arquitectónico y del paisaje de todas las islas británicas”. Si la frase de la UNESCO no te parece motivo suficiente para visitar Greenwich, la siguiente foto seguro te convence.

A lo mejor te suena haber visto estos edificios, y es que ha servido de escenario a cientos de películas, quizás la más famosa es La Brújula Dorada de 2007, donde el complejo, con “algunos” retoques, hace de la sede del gobierno.

Ninguna visita a Greenwich estaría completa, obviamente, sin visitar el Observatorio desde donde se trazaría el centro de la tierra y el comienzo de las zonas horarias mundiales, se encuentra en lo alto de una colina en medio del Greenwich Park junto al Planetario.

De vuelta a la estación, no te olvides de pasar por el que podría ser el museo más curioso de Londres, el Museo del Abanico, que muestra la evolución de este accesorio desde el siglo XVI hasta nuestra era. Las exposiciones cambian cada cuatro meses.

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Soy Luis Cicerone, creador de xixerone.com y viajero incansable. Mis pasiones, además de recorrer el mundo, incluyen los gatos, la comida, las series y la arquitectura.